BLOG PSICOLOGÍA

Artículos sobre terapias, salud y psicología escritos por Nabila Gómez.

placeholder

Hackeando Nuestro Inconsciente

Cuanto más averiguamos sobre la mente, más poder e importancia le damos a nuestro inconsciente. ¿Por qué tomamos las decisiones que tomamos?  ¿Por qué nos comportamos de la manera en que lo hacemos? ¿Nosotros elegimos de forma consciente? Siempre habíamos
More

placeholder

El campo electromagnético humano: CEM

¿Sabías que a todo ser vivo nos rodea un gran campo de energía? A través de este campo percibimos más allá de nuestros cinco sentidos. Cuando utilizamos expresiones como “tengo el presentimiento”, “me lo dice la intuición” o “es un
More

placeholder

15 cortometrajes para trabajar la inteligencia emocional

Las habilidades prácticas que reúne la inteligencia emocional se dividen en cinco áreas: la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las destrezas sociales. Hemos recopilado la siguiente selección de cortometrajes animados para el aula de Infantil y de Primaria con los que los estudiantes
More

En los últimos años se ha hablado mucho de los beneficios del mindfulnes en niños. Numerosos estudios han descubierto que la práctica sistemática del mindfulness les ayuda a mejorar el control de sus impulsos, a manejar mejor sus emociones e incluso a mejorar su rendimiento académico. Pero veamos primero en qué consiste esta práctica de la que tanto se comenta.   ¿Qué es el mindfulness? El mindfulness es la aptitud de la mente para prestar atención a lo que hay, aquí y ahora, estando totalmente conscientes de cada momento que vivimos. Queriendo comprender qué es lo que ocurre, desde una actitud abierta y amable. Sin juzgar, ignorar las cosas o dejarse arrastrar por todo el ajetreo de cada día. Mindfulness es estar amablemente presente en lo que ahora es. En cada momento.   ¿Por qué mindfulness para niños? Los niños tienes por naturaleza una mente curiosa e inquisitiva, ellos quieren saber. Están más fácilmente en contacto con este momento. Son buenos en prestar atención, pero a menudo están demasiado ocupados, igual que los adultos. Están fatigados, se distraen con facilidad, están inquietos. Muchos hacen demasiadas cosas y “son” muy poco. Se vuelven mayores antes de que hayan podido ser realmente niños. Ya sea en el plano social, emocional, en la familia, en la escuela: están ocupados con miles de cosas. Realmente demasiadas. El “botón de encendido” funciona, pero ¿dónde está el de pausa? Con la práctica de la atención y el estar conscientemente presentes, los niños aprenden a parar por un instante para tomar aliento y sentir lo que necesitan en ese preciso momento. Así pueden detener el piloto automático. Observar qué piensan, qué sensaciones tienen, qué pasa a su alrededor. Dejan a un lado sus impulsos. Recuperan el timón para concentrarse en “ser”. Aprenden a prestar y prestarse atención, una atención amable. Aprenden a no tener que esconder nada. Esto les lleva a adquirir una mayor comprensión hacia su propio mundo interior y también hacia el de otros. Así se genera un círculo de prestar atención consciente, recibirla y transmitirla, y se encuentran fuertemente anclados en el AHORA.   Aunque parezca simple y completamente intuitivo esto de ser consciente de uno mismo y del entorno a cada momento, no es algo que consigamos con facilidad. Sobre todo los adultos. Vivir obsesionado por el pasado o por el futuro es algo que se le da muy bien al cerebro humano adulto, experto en recordar y en prever. Sin embargo, las investigaciones revelan que vivir en el presente, aun en los actos más sencillos, como pelar una manzana o caminar, añade mucha felicidad a la vida de quienes lo intentan. Es algo que los niños, que tienen un cerebro más inmaduro, logran hacer con mayor naturalidad. Por este motivo, entrenar con ellos prácticas de mindfulness os va a resultar sorprendente.  Vais a poder comprobar cómo, dándoles las pautas, a ellos les resultará siempre más fácil que a vosotros. Y podéis ayudaros de su “maestría” natural en este campo y entrenar juntos la atención plena. Para mostraros cómo de sencillo y útil puede ser la práctica del mindfulnes, a continuación os dejo un pequeño ejercicio que ayuda a los niños (también a los adultos) a conciliar el sueño. Podéis recitarle este texto justo antes de irse adormir, o ya en la cama, aquellos días en los que el cuerpo quiere dormir pero la cabeza todavía no. O aún mejor, ¡cada día!   ¿Qué haces si tu cuerpo quiere dormir y tu cabeza todavía no? Cuando no puedes conciliar el sueño te das cuenta de que todavía sigues pensando en aquello que hoy no fue bien, en las cosas que te parecen difíciles o lo que te asusta… la “fábrica de los pensamientos” funciona sin cesar. Estás muy despierto. Para ayudarte a dormir, quiero pedirte que te tumbes cómodamente. Los músculos sueltos y relajados, los ojos cerrados. Y ahora, lleva tu atención a todos esos pensamientos que pasan por tu cabeza. ¿De qué van realmente? Obsérvalos por un momento. Como si estuvieras mirando una película subtitulada. Una y otra vez nuevas frases y palabras… Planes… Ideas… Algunas veces tus pensamientos son muy divertidos y te hacen reír. A veces son traviesos. A veces están enojados y tienen un tono airado. Y a veces tus pensamientos están muy preocupados… Cuando estás tranquilo puedes oír tus pensamientos. Puedes escuchar sobre qué tratan. No tienes por qué hacer todo lo que te dicen, ni por qué creértelos. Tampoco lo saben todo. Simplemente son pensamientos… Cuando estás tranquilo puedes darte cuenta de lo rápido que aparecen de la nada. Se quedan por un segundo y luego se van. Siguen yendo y viniendo… No cesan nunca. Hasta que decides no escucharlos más y poco a poco trasladas tu atención de tus pensamientos a tu vientre. En tu vientre no hay pensamientos. Tómate el tiempo necesario para ir de tu cabeza a tu vientre. En el interior de tu vientre hay calma… Si quieres puedes poner tus manos sobre tu vientre. Completamente concentrado en el contacto de tus manos con tu vientre. Allí, muy lejos de tu cabeza, cerca de tu vientre, allí sientes el suave vaivén de tu respiración. Tu vientre sube un poco y baja un poco… Siente el suave movimiento de tu vientre. El suave movimiento de tu respiración. No necesitas hacer nada. En tu vientre no hay pensamientos. Presta atención a tu vientre. El vientre sube un poco, baja un poco. Por sí mismo. En el interior de tu vientre se está bien. Hay una agradable tranquilidad. Allí no llegan las preocupaciones… En el interior de tu vientre hay paz. Allí no llega esa pelea… En el interior de tu vientre está la respiración. Calma profunda… Déjate llevar por esta calma… Acéptala. Date permiso para dormir plácidamente. Completamente cansado te entregas a la calma del suave vaivén de tu respiración. Respiración y calma… Y a partir de esa calma puedes dormirte. Entrégate a la calma. Que duermas bien… Buenas noches… [...]
Estos sencillos consejos ayudarán a un niño que está distraído, desatento o tiene problemas para centrarse en su actividad escolar. Son también útiles para cualquier niño, y pueden incluso prevenir la inatención en un mundo que nos distrae cada vez más. Limitar las distracciones de los medios en casa. Muchos niños no son tan buenos para filtrar el ruido como lo son los adultos. Esto significa que tener la televisión encendida mientras tu hijo está tratando de hacer su tarea puede interferir con su capacidad para concentrarse. Limita a tu hijo a una hora de “tiempo de pantalla” por día. Esto significa limitar la televisión, los juegos electrónicos y otras formas de distracción. La Academia Americana de Pediatría advierte que la exposición temprana a la televisión está asociada con el TDAH en niños. También recomiendan que los padres no pongan un televisor en la habitación del niño y que mantengan el televisor apagado cuando no estén viendo un programa específico. Mantener un ambiente “hogareño”. Esto significa evitar gritos o situaciones de tensión si al niño al está costando afrontar su tarea. Por supuesto, cada padre puede ser empujado al extremo y “perder” ocasionalmente los papeles. Si esto sucede, simplemente pide disculpas a tu hijo y ármate con amor y paciencia mientras le explicas que su comportamiento es a veces frustrante. Haz que la visión y la audición de tu hijo sean revisadas. Si tu hijo de repente comienza a tener problemas en la escuela, llévalo al pediatra para una prueba de visión y audición. A veces un niño no puede expresar que está teniendo problemas para ver o escuchar con claridad. Varias veces en mi experiencia, el maestro de un niño pensó que podría tener TDAH, cuando el verdadero problema era la miopía. Mantente positivo en la presencia de tu hijo. No discutas con tu cónyuge o pareja cuando tu hijo esté cerca. Sorprendentemente, los niños se preocupan por sus padres tanto como sus padres se preocupan por ellos. Escuchar a los padres discutir o incluso hablar en voz alta puede ser aterrador para un niño. Incluso si los argumentos no son serios, ante la imaginación vívida de un niño los argumentos podrían significar que sus padres se dirigen al divorcio. Incluso si tu hijo está en otra habitación, todavía puede oír tu tono de voz y recoger sentimientos de enojo. Para discutir las diferencias, los padres deben pensar en almorzar juntos o dar un paseo sin la presencia del niño. Estar “en el momento” con tu hijo al menos una vez al día. Dedícale unos minutos cada día cuando puedas concentrar el 100% de tu atención en tu hijo: leer un libro, jugar a un juego de mesa corto, ir al parque, hacer un dibujo juntos o simplemente tener una charla en la que él se sienta importante y atendido. Tener reglas claras y hacerlas cumplir de manera consistente. Los padres deben llegar a un acuerdo sobre las reglas que conciernen a su hijo y apoyarse mutuamente. Estar en la misma página sobre la disciplina es especialmente crucial si un niño tiene problemas para concentrarse. Inscribe a tu hijo en un deporte para canalizar su energía adicional. Si tu hijo es “hiperactivo”, puede que necesite más vías de escape para su energía. El nadador de medallas de oro olímpico Michael Phelps tuvo problemas para concentrarse en el aula y fue diagnosticado con TDAH. Después de estar con medicación durante cuatro años, Phelps decidió que la medicación era una muleta innecesaria. Con la ayuda y el apoyo de su médico, se despojó de ella a la edad de trece años. Phelps aprendió a controlar su falta de atención en la escuela mediante el uso de la energía de su mente, y encontró una salida sana para su energía extra en la natación competitiva. Fuente: psychology today [...]
Embárcate en un viaje de aprendizaje y descubrimiento de la mano de Nabila Gómez, psicóloga y psicoterapeuta infantil y juvenil, y Marta de Diego,psicóloga experta en Ingeniería Emocional. Cada primer y tercer jueves de abril a junio en Espacio Sinergia de 18 a 20 h. Precio por módulo 18€/ persona; 30€/ dos miembros de la misma unidad familiar. Curso completo: 90€/ persona; 150€ / dos miembros de la misma unidad familiar. Información e inscripciones en: Clínica Holística Sinergia 91 400 87 54 consulta@nabilagomez.com, mdrmarta@gmail.com Será un placer contar con vosotros. Os esperamos! [...]
Cuanto más averiguamos sobre la mente, más poder e importancia le damos a nuestro inconsciente. ¿Por qué tomamos las decisiones que tomamos?  ¿Por qué nos comportamos de la manera en que lo hacemos? ¿Nosotros elegimos de forma consciente? Siempre habíamos creído que el inconsciente se encargaba de las pequeñas cosas, automatismos que nos permiten levantarnos por la mañana y vestirnos, caminar, cruzar la calle mientras pensamos en nuestras cosas, y poco más. Pero para lo sofisticado y complejo, para tomar decisiones importantes, teníamos que recurrir a la conciencia. Pues bien, estábamos equivocados. Resulta que más del 90% de nuestras decisiones y nuestros comportamientos los rige nuestro inconsciente, sin que nosotros conozcamos las razones o las causas que le mueven. Cosas como los objetivos que perseguimos de manera consciente, lo que nos motiva, las cosas que uno quiere, las evaluaciones, las preferencias, lo que a uno le gusta o no, todas estas cosas se fundamentan y basan en la información del sistema inconsciente. Así que el inconsciente entra en juego y nos influye, y a menudo nos aporta las respuestas que necesitamos para la vida diaria. Sin él la vida sería casi imposible. Se encarga de ayudarnos a entender el mundo que nos rodea y a tomar las decisiones que mejor nos convengan. Es una especie de piloto automático en el que confiamos, un gps emocional, una guía de conducta que seguimos sin darnos cuenta de ello. Pero, ¿qué hay en el inconciente? El inconsciente está formado por todo el conjunto de pensamientos y sentimientos que se gestan en nuestra mente. Está plagado de archivos de información de las experiencias vividas. Pero esa memoria no corresponde solamente a nuestras vivencias, sino también a todo el conjunto de experiencias que hay en un entorno y a las que yo presto atención y se entremezclan con mis archivos de información. Lo mío, lo de mi amiga, lo que aprendí de mis padres, lo que me contaron, la película que me impactó, lo que una vez fantaseé. Todos estos archivos de información, todos los aprendizajes, conforman lo que la PNL llama “programas mentales”. Como si de un ordenador se tratara, el cerebro humano necesita estos programas para poder funcionar. Tenemos programas para caminar, comer, vestirnos por la mañana, así como para pensar, sentir y actuar de una manera determinada sin que seamos concientes de ello. Los sistemas de creencias Una creencia es una idea o pensamiento que se asume como verdadero. A lo largo de nuestra vida hemos ido absorviendo aprendizajes que han conformado la base de nuestras creencias. Las creencias, junto con los valores, forman el soporte de todos nuestros comportamientos.  Algunas nos ayudan a funcionar de forma adaptativa, pero otras nos limitan y bloquean. Si creemos, por ejemplo, que “conseguir algo bueno requiere mucho sacrificio”, puede que de manera inconsciente escojamos opciones que requieran mucho esfuerzo porque lo “simple” no lo tenemos integrado, de manera que no lo vemos. Otra como: “el dinero es malo, sucio”,   puede condicionarnos de adultos a la hora de conseguir dinero, porque se produce una incongruencia en el pensamiento, “algo malo, sucio” no lo queremos para nuestra vida. Si por ejemplo tenemos  la creencia de que “el amor es dolor”, lo más seguro es que escojamos a aquellas personas o relaciones que nos  hagan sufrir, corfirmando y alimentando nuestra manera de pensar. Debajo de nuestras capacidades, también están nuestras creencias. Si yo creo que puedo con algo, es verdad. Si yo creo que no puedo, también es verdad. Éstas pueden impulsar nuestras capacidades o bloquearlas. También tenemos infinidad de creencias asociadas a nuestra identidad. La identidad es todo eso que asumimos ser. Todo lo que va detrás del “yo soy…”. Si ponemos el foco en rescatar todo aquello que asumimos ser o decimos de nosotros mismos y que nos resulta limitador podríamos estar horas. “Soy un desastre”, “soy vago”, “soy débil”,… Tal vez fueran otros quienes pusieron la semilla de este tipo de creencias en nuestro inconsciente, pero nuestra mente lo creyó, se identificó con ello, y toda esa información acabó formando parte de nuestra identidad sin que apenas pudiéramos hacer nada para evitarlo. ¿Podemos cambiar nuestra programación? Si estamos programados por todas las experiencias vividas, todo lo sucecido, todo lo que nos hemos creído, y el inconsciente es quien toma el 95% de las decisiones, ¿qué hay de nuestro libre albedrío? ¿La capacidad de obrar por reflexión y elección? ¿Podemos cambiar nuestros programas? Buenas noticias, la respuesta es sí. Al igual que en un ordenador desinstalamos un programa que ha quedado obsoleto por otro más funcional, podemos hacer lo mismo con nuestra mente. Podemos desactivar las vías neurológicas que corresponden a viejos pensamientos y creencias limitadoras y empezar a crear otras nuevas, con información diferente. La que nosotros decidamos que forme parte de nuestra vida. Un primer paso en dirección al cambio es observar nuestro pensamiento. Convertirnos en “estudiosos” de nuestra mente, con el objetivo de detectar todas estas creencias que nos impiden desarrollarnos plenamente. ¿He decidido yo creer o pensar esto? ¿Por qué pensamiento decido sustituirlo? Son preguntas que podemos hacernos para ayudar a parar el carro de lo obsoleto y crear nuevas vías neurológicas. Y como todo, entrenando se instala. Ya hemos visto que el inconsciente es tremendamente poderoso pero, empezar a ser conscientes de esto, saber cómo funciona nuestro cerebro, nos va a permitir actuar como auténticos hackers de nuestro inconsciente, colarnos en el sistema e influir en él. Darle a nuestro cerebro la información adecuada e impulsarle  para que nos ayude a cambiar nuestra vida por la vida que queremos y merecemos. [...]
¿Sabías que a todo ser vivo nos rodea un gran campo de energía? A través de este campo percibimos más allá de nuestros cinco sentidos. Cuando utilizamos expresiones como “tengo el presentimiento”, “me lo dice la intuición” o “es un sexto sentido” a menudo estamos percibiendo la información que entra a través de nuestro campo y que, aunque no veamos, podemos sentir.¿Qué es el CEM? Antes de hablar sobre las características de este campo de energía, conozcamos las bases científicas que lo explican. Cada célula de nuestro organismo tiene una carga eléctrica de entre 70 y 90 milivoltios, en estado de salud, y toda carga eléctrica en movimiento genera campos magnéticos. Esto es aplicable desde la más pequeña célula hasta cada uno de nuestros órganos, músculos, tejidos, nervios…, por lo que, en suma, nuestro cuerpo genera un gran campo electromagnético (CEM) que se extiende a nuestro alrededor y que, aunque no lo veamos, esta ahí cumpliendo funciones vitales para nuestro organismo y generando importantes influencias en nuestras vidas. Los primeros estudios científicos serios sobre el campo electromagnético humano (comúnmente conocido como aura) los llevó a cabo la Dra. Valerie Hunt en la década de los 60. La Dra. Hunt, neurofisióloga erudita en su campo, empezó a medir el CEM de las personas, ella lo llamó bioenergía humana, realizando importantes hallazgos que la convirtieron en principal autoridad científica mundial sobre un fenómeno del que se ha hablado durante muchos siglos, pero que nunca había sido medido científicamente: el aura humana. ¿Qué características tiene el CEM? Este campo de energía emite patrones coherentes de ondas que llevan información e interactúan con la energía de las cosas y personas a nuestro alrededor, estableciendo una comunicación sutil y fundamental con nuestro entorno. Estas ondas tienen unas características de frecuencia (ciclos por segundo) y  longitud de onda (distancia entre una onda y la siguiente) determinadas y varían de una persona a otra. El CEM humano empieza a los 400 cps aproximadamente y puede llegar hasta un millón. Podemos conocer mucho sobre una persona en base a su información bioenergética. Las que emiten vibraciones más bajas suelen dedicar la mayor parte de su tiempo a actividades físicas. Las frecuencias intermedias denotan una persona con gran actividad intelectual, mientras que las frecuencias más altas se dan con actividades de tipo espiritual o místico. Algunas personas tienen toda la gama de frecuencias en su CEM y pueden utilizar cualquier escala que necesiten para adaptarse al entorno. Esto se llama salud. Cuando el CEM es armónico y coherente, la persona puede percibir más allá de sus sentidos. El problema viene cuando un CEM se queda encerrado en una escala de frecuencia y amplitud en particular. Se vuelve rígido, no se adapta y aparecen alteraciones que pueden afectar a otros niveles. ¿Qué aplicación práctica tiene saber que el CEM existe? La Dra. Hunt encontró que nuestro CEM contiene información relacionada con las condiciones y enfermedades fisiológicas, emocionales y del nivel consciente de una persona. El CEM abarca a todo el ser humano: la salud, las emociones, el aprendizaje, la creatividad, todo lo que la persona es, toda “su información”. También es a través de este campo desde donde recibimos primero toda la información del exterior, antes de que llegue a nuestros sentidos. Cuando en este campo hay perturbaciones, tarde o temprano se manifestarán en el cuerpo humano a distintos niveles: físico, emocional, mental… Asímismo, nuestras emociones y pensamientos lo organizan, de modo que las emociones y pensamientos destructivos y disociadores lo organizarán destructivamente. Viendo hasta qué punto interviene este campo en cada uno de nuestros procesos psicofisiológicos, ¿no os parece de vital importancia conocer esta información? ¿Puede sufrir perturbaciones nuestro CEM? Nuestro CEM puede verse alterado de dos formas distintas: desde el interior del ser o desde el exterior. Alteraciones internas Como ya hemos visto nuestros pensamientos y emociones hacen que nuestro campo cambie. Un estado mental y emocional alterado (miedo, ira, tristeza) se refleja en nuestra psicofisiología. Se produce una alteración eléctrica del cerebro, de nuestros neurotransmisores cerebrales, y el campo se desestabiliza. Si es pasajero, todo vuelve a la normalidad, aunque el campo haya cambiado. El problema viene si ese estado mental alterado se vuelve permanente (crónico). Es entonces cuando el CEM queda dañado. Alteraciones externas Nuestro campo energético no es estático. Está constantemente absorbiendo y exteriorizando energías en un proceso de intercambio con otros seres vivos así como con el entorno. Un ejemplo de ello, que todos reconocemos, es cuando nuestra disposición física, psicológica y mental cambia al entrar en contacto con otra persona o con un entorno determinado. Dado que nuestro campo energético es abierto, flexible y “poroso”, si no tenemos un conocimiento y control de nuestras energías, estamos expuestos a la influencia de las energías de las personas y los ambientes que nos rodean. Por otro lado, a pesar de nuestro nivel de conocimiento, también nosotros afectamos, en grados distintos, los campos energéticos de las personas y los lugares que frecuentamos en nuestro día a día. ¿Cómo podemos mantener en equilibrio nuestro CEM? Como hemos visto somos mente, cuerpo, emociones y también campo electromagnético. Un sistema complejo cuyo equilibrio no se entiende sin evaluar y atender cada una de las dimensiones involucaradas. Parece casi imposible creer que, recién enterados de que tenemos un campo de energía a nuestro alrededor, seamos capaces de mantenerlo en equilibrio. Pero aprender a ser conscientes y evaluar la calidad de nuestras energías y controlarlas es una capacidad inherente en todos nosotros. Sólo necesitábamos el conocimiento, ahora es momento de la práctica. De entrenar nuestra capacidad de decidir qué pensamos, sentimos y cómo vibramos para poder alcanzar el estado de salud a todos los niveles y vivir plenamente.   [...]
base5